
A ver si explico mí sueño:
Esta noche soñé que estaba en el tiempo ese anterior, cuando se aprobó la Constitución española y se me otorgaba el derecho al trabajo. Pasó poco a poco inexorable el tiempo. Yo vivía aún con mi primera familia, no me había dejado mi primera mujer pues teníamos unos ingresos y una casa, humilde pero suficiente para mantener a nuestros hijos, curiosamente en el sueño tenía una parejita, en la vida real solo tengo una amadísima y buenísima para conmigo hija. Yo, en el sueño, poco después, tenía un pequeño negocio y por tanto al trabajar cotizaba a la seguridad social. Mi médico de cabecera, sabedor de los terribles esfuerzos y dolores que me produce tanto en mi pierna como en la cadera, las secuelas de la polio y la actividad laboral, me recomendó para tratar de subsanar en lo posible y mejorar, que asistiera a un centro de rehabilitación para que tras unos meses de ejercicio, pudiera reincorporarme a mi tarea. Así que él, en esos momentos, expendió la baja médica. Yo llevaba años trabajando legalmente y con contrato, no sin él como me sucedió tantas veces en la vida despierta, y por tanto, tenía cumplido el periodo de carencia: esos 180 días dentro de los últimos cuatro o cinco años.
Soñé también que contrataba un empleado en mi negocio y que por eso de la discriminación positiva el entendimiento entre iguales, contrataba a una persona con certificado de minusvalía, otro cojito como yo. El trabajo que hay que hacer, requiere viajar y visitar clientes, y algo turbó mi tranquilidad en mi sueño, que como en ocasiones no había medios de transporte adaptado suficiente, ni plazas de aparcamiento disponibles, a este empleado le sucedía lo mismo que a mí y tenía que darse de baja médica y asistir también a rehabilitación. Pero el Estado de mi sueño, satisfacía sus necesidades, y así, contrataba otro trabajador, y otro, y otras empresas contrataban otros…
Luego pasé a estar leyendo en un parque, no recuerdo cual era, sí que estaba céntrico en una ciudad que bien podría ser Madrid, Barcelona, Cádiz, León… Leer y escribir son mis aficiones favoritas. Estábamos en el parque muchos, unos con muletas, otros en silla, y en la reunión había también gente en un número igual sin estar coja que no tenía que empujarnos para desplazarnos, ni cosas semejantes, y que unidos sin que existiesen diferencias disfrutábamos no sé de qué bromas en la conversación. Mi sueño, hasta me trajo a la memoria los últimos versos que escribiera Antonio Machado: “Días azules, con un sol de infancia”
Me desperté aterrorizado pensando: ¡Qué fácil sería tal vez sin leyes hechas por gente que más que ayudar, joden a quien más necesita!
Quien resiste vence.
Esta noche soñé que estaba en el tiempo ese anterior, cuando se aprobó la Constitución española y se me otorgaba el derecho al trabajo. Pasó poco a poco inexorable el tiempo. Yo vivía aún con mi primera familia, no me había dejado mi primera mujer pues teníamos unos ingresos y una casa, humilde pero suficiente para mantener a nuestros hijos, curiosamente en el sueño tenía una parejita, en la vida real solo tengo una amadísima y buenísima para conmigo hija. Yo, en el sueño, poco después, tenía un pequeño negocio y por tanto al trabajar cotizaba a la seguridad social. Mi médico de cabecera, sabedor de los terribles esfuerzos y dolores que me produce tanto en mi pierna como en la cadera, las secuelas de la polio y la actividad laboral, me recomendó para tratar de subsanar en lo posible y mejorar, que asistiera a un centro de rehabilitación para que tras unos meses de ejercicio, pudiera reincorporarme a mi tarea. Así que él, en esos momentos, expendió la baja médica. Yo llevaba años trabajando legalmente y con contrato, no sin él como me sucedió tantas veces en la vida despierta, y por tanto, tenía cumplido el periodo de carencia: esos 180 días dentro de los últimos cuatro o cinco años.
Soñé también que contrataba un empleado en mi negocio y que por eso de la discriminación positiva el entendimiento entre iguales, contrataba a una persona con certificado de minusvalía, otro cojito como yo. El trabajo que hay que hacer, requiere viajar y visitar clientes, y algo turbó mi tranquilidad en mi sueño, que como en ocasiones no había medios de transporte adaptado suficiente, ni plazas de aparcamiento disponibles, a este empleado le sucedía lo mismo que a mí y tenía que darse de baja médica y asistir también a rehabilitación. Pero el Estado de mi sueño, satisfacía sus necesidades, y así, contrataba otro trabajador, y otro, y otras empresas contrataban otros…
Luego pasé a estar leyendo en un parque, no recuerdo cual era, sí que estaba céntrico en una ciudad que bien podría ser Madrid, Barcelona, Cádiz, León… Leer y escribir son mis aficiones favoritas. Estábamos en el parque muchos, unos con muletas, otros en silla, y en la reunión había también gente en un número igual sin estar coja que no tenía que empujarnos para desplazarnos, ni cosas semejantes, y que unidos sin que existiesen diferencias disfrutábamos no sé de qué bromas en la conversación. Mi sueño, hasta me trajo a la memoria los últimos versos que escribiera Antonio Machado: “Días azules, con un sol de infancia”
Me desperté aterrorizado pensando: ¡Qué fácil sería tal vez sin leyes hechas por gente que más que ayudar, joden a quien más necesita!
Quien resiste vence.
Un saludo.
Cortés Bracero de la Hoz
Cortés Bracero de la Hoz
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